sábado, 15 de noviembre de 2008

ELUCUBRACIONES SOBRE EL ORIGEN DEL CAPITALISMO EN AMÉRICA...

La historia económica, desde el punto de vista del materialismo histórico, se desarrolla y transcurre por los cambios de los “modos de producción” de los que se sirven las personas para obtener sus medios de subsistencia. Esta trayectoria, bien conocida por los historiadores marxistas, es la siguiente[1]:

Modo de producción natural
Modo de producción esclavista
Modo de producción feudal
Modo de producción capitalista

Cada paso de un modo de producción a otro, determina la superestructura social y política de la sociedad, de manera que la ideología está determinada por las condiciones materiales de producción, y no al revés.
Hasta la fecha, el modelo del materialismo histórico explica acertadamente el desarrollo de la economía europea, y los manuales de historia económica dan por hecho que así fue como apareció el capitalismo comercial, primero, y el capitalismo industrial, después.
Sin embargo, cuando pasamos del análisis del origen y formación del capitalismo en Europa, al análisis del mismo tema en el continente americano, comienzan a surgir los problemas de investigación, pues el desenvolvimiento del capitalismo en América no concuerda tan fácilmente en el modelo o tipo ideal del materialismo histórico[2]. Apenas comenzamos el análisis, brotan las siguientes preguntas: ¿Tuvo América, antes de la conquista, un modo de producción esclavista o feudal como del que habla el materialismo histórico? ¿En caso de que los españoles y portugueses no hubiesen colonizado América, habría surgido naturalmente el capitalismo? Y en definitiva: ¿El capitalismo en América: fue un desarrollo natural o impuesto? Para efecto de poder responder estos cuestionamientos tan complejos, nos gustaría, primero, proponer las teorías que vierten un análisis sobre los hechos que dieron origen al capitalismo en América y, posteriormente, someter a un examen sistemático a cada una de ellas para tomar una posición al respecto.

La teoría del desarrollo natural. Esta teoría sostiene que el capitalismo de América era inevitable, incluso si España no hubiera sometido bajo su dominio al nuevo continente. Es decir, que sin la intervención de España en la historia de América Latina, las leyes del materialismo histórico hubieran operado necesariamente.
En este sentido, la conquista y la colonización no hicieron más que adelantar, con rasgos europeos, un proceso histórico y necesario del desarrollo capitalista general. Esto nos obliga a investigar si antes de la conquista y la colonización, existía ya un tipo de etapa feudal, similar a la de Europa, que haría necesaria, por consecuencia, la aparición del capitalismo comercial. Como vemos, esta teoría significaría una victoria sobre las críticas que acusan al materialismo histórico de modelo contextual, es decir, un modelo solamente aplicable a la economía de Europa.[3]

Teoría de la mudanza del feudalismo. A diferencia de la anterior teoría, ésta sostiene que hasta antes de la conquista y la colonización, América tenía rasgos propios que la hacían diferente del continente europeo. En este sentido, la aparición del capitalismo comercial, por consecuencia natural, es dudosa. Por el contrario, lo que vino después del descubrimiento, es el modo de producción anterior al capitalismo. El feudalismo en España, ya en estado terminal por la victoria del capitalismo comercial, buscará mudarse, como virus que deja el cuerpo infectado, al nuevo continente para implantarse ahí. Este feudalismo, a la postre, dio paso a al capitalismo comercial, pero un capitalismo diferenciado del europeo, un capitalismo que permitió que, incluso hoy en día, se conservaran todavía instituciones feudales.
Esta teoría supone que la historia económica de América, desde el punto de vista del materialismo histórico, realmente comenzaría después de su descubrimiento, desarrollándose tras la conquista y la colonización. En efecto, el análisis del materialismo histórico sería aplicable sólo después de que Europa, y en específico España, plantara sus pies occidentales en el nuevo continente.

Teoría de la importación directa del capitalismo. Similar a la anterior, sostiene que América era diferente a Europa hasta antes de la conquista, por lo que es dudoso que hubiera surgido el capitalismo de manera natural. Pero a diferencia de ella, postula que América no pasó por la etapa del feudalismo como lo sugiere el materialismo histórico, sino que la implantación del capitalismo comercial fue casi directa. En efecto, durante el periodo de descubrimiento, la conquista y la colonización de América, España se encontraba sufriendo el tránsito del feudalismo al capitalismo comercial, por lo que fue el capitalismo comercial el que abanderó estos hechos de sometimiento. Las ideas del comercio fueron trasmitidas al nuevo continente, y con ello, América se saltó un modo de producción histórico predecesor del capitalismo. En este sentido, el materialismo histórico se aplicaría sólo parcialmente después del desarrollo del comercio en América.

¿Cuál de ellas explica mejor el origen y formación del capitalismo en América Latina? Es la tarea que a continuación nos proponemos realizar.

La primer teoría, la del desarrollo natural, requiere de un alto grado de especulación en lo que concierne a la hipótesis que afirma que, incluso sin la intervención de España en América, el capitalismo hubiera surgido naturalmente. Y sobre esto, más que un análisis histórico, se requiere de un análisis teórico en torno a esta sugerente afirmación. De cualquier forma, comprobarla, en sus efectos, es ya imposible, pues la intervención ha sido realizada exitosamente y no podemos revertir el tiempo. Lo que sí podemos hacer es analizar la causa bajo la siguiente pregunta: ¿Existía en América precolombina un modo de producción que conllevara necesariamente al capitalismo? (¿esclavismo o feudalismo?).
Aunque hasta antes de la llegada de los conquistadores, la sociedad indígena era muy diversa, existían principalmente dos tipos[4]: las desarrolladas, constituidas por los pueblos mesoamericanos y de los Andes Centrales, cuya organización estaba basada en la teocracia y; las primitivas, que no habían alcanzado un grado de desarrollo considerable de “civilización” en el sentido engeliano[5]. De hecho, las primeras ocupaban el 5% del territorio latinoamericano, dejando el 95% restante a las sociedades primitivas (Lo que significa que en su mayoría, América era “primitiva”, nuevamente en el sentido engeliano)[6].
Las sociedades desarrolladas se basaban en la agricultura, en donde ellas mismas sembraban, mantenían y cosechaban en común, agricultura que, según Alejandro Dabat, “había permitido sustentar una masa de población muy densa del 90% del total”[7]. Pero esta agricultura, debido a las situaciones climatológicas del continente, permitía una cosecha abundante sin necesidad de invertir tanto tiempo en el trabajo para subsistir, pudiendo dedicar el restante a cuestiones de otro tipo, principalmente las religiosas. Como dice Konetzke, los indígenas representan una “cultura del ocio”, pues “sólo necesitaban emplear de sesenta a setenta días al año para asegurarse el sustento”[8].
Estas sociedades, con su gran producción, habían permitido crear una clase de guerreros, sacerdotes, caciques y artesanos, que eran los que gobernaban su actividad social y económica. El comercio se daba a través del trueque, mismo que sólo lo podían llevar a cabo los “comerciantes-funcionarios” de cada ciudad[9].
Todo esto nos hace pensar si en estas sociedades avanzadas podía haberse fundado algún tipo de sociedad predecesora al capitalismo, en lo concerniente a la existencia de “clases ociosas”, para utilizar el concepto de Veblen[10], que gobernaban a otras, tales como los sacerdotes y los caciques. Sin embargo, si bien estos eran los que gobernaban la actividad económica, difícilmente podía tratarse de un germen de esclavismo o feudalismo similar al europeo, pues imperaba el producto comunal administrado por el sacerdote y, en este sentido, podría tratarse, muy parcamente, un tipo de “modo de producción asiático”[11]. La producción se hacía siempre a favor de la comunidad, y rara vez existía en ellos la incidencia de la explotación laboral; su sociedad fue, antes que nada, una sociedad de culto (debido al tiempo de ocio del que disponían). Pero hay que tomar en cuenta que querer subsumir la terminología del materialismo histórico en este caso es un hecho discrecional. Como sea, lo importante es tener en cuenta que las sociedades desarrolladas de América precolombina tenían sus propias particularidades que la hacen diferir del desarrollo económico de Europa. En este sentido, es difícil que se hablara de feudalismo.
Por lo que respecta a las sociedades “primitivas” de América, existía un tipo modo de producción comunal, en donde, según el historiador Luis Vitale:

Las relaciones de producción estaban íntimamente ligadas a las líneas de parentesco. Eso explica que el parentesco fuera la base para la redistribución del sobreproducto social. La mal llamada comunidad "primitiva" no expresaba meras relaciones o formas de propiedad y posesión sino fundamentalmente una manera de producir[12].

En este aspecto, es importante ver que, si bien existía un sobreproducto comunal, y las relaciones se guiaban por el parentesco, aquél era transitorio y no como el desarrollado en los primeros estadios de Europa, pues los indígenas americanos no permanecían asentados en un lugar por mucho tiempo, ya que practicaban un tipo de agricultura de “roza”, es decir, que explotaban la tierra “hasta su agotamiento por métodos extensivos, seguida del abandono de la misma.”[13] En este sentido, se trataban de sociedades nómadas-agrícolas, diferenciadas de las que en Europa eran nómadas-cazadores. Por lo que el desarrollo posterior de la sociedad esclavista y feudal, que daría paso, por consecuencia[14], a una sociedad capitalista, es un hecho dudoso, pues bien podría haberse desarrollado como un tipo de sociedad comunista. La comprobación de esta teoría, como dijimos, quedará a la pura especulación del historiador-teórico que pretenda hacer un ejercicio regresivo sobre el qué hubiera pasado si los españoles no hubiesen llegado a América.

La segunda teoría, y más sugerente, la de la mudanza del feudalismo, es comprobable analizando los hechos sucedidos en la conquista, y verificando si en los comienzos de la misma (y hoy en día) existieron instituciones feudales en el nuevo continente. Y la respuesta es sí. Pero siempre hay un “pero”.
La conquista y colonización se realizó de diversas maneras, y una de ellas, la más trascendente debido a que abarcó a las sociedades indígenas más desarrolladas y con mayor densidad de población, fue la modalidad “hispanoindia”[15]. Esta modalidad, tuvo su base en la explotación de la fuerza de trabajo de los indígenas, especialmente mediante el trabajo forzado.
Primero, se dio la esclavitud directa, al modo como los europeos lo sabían hacer. Y en este sentido, importaron la institución de la esclavitud. Cabe señalar que ya existía esta institución en América, sin embargo, su fuente, más que la finalidad de explotación laboral, era la de la guerra entre pueblos indígenas, quedando los vencidos a disposición del vencedor y utilizando el botín para sacrificios a favor de los dioses. La esclavitud era, entonces, diferente a la europea.
Sin embargo, con este tipo de explotación, los indígenas, tan acostumbrados a la “cultura de ocio”, comenzaron a perecer y a fugarse radicalmente a otros lugares (de ahí que se haya importado población afro), por lo que se tuvo que establecer otra institución para remediar el problema y mantener a los indígenas anclados al régimen español: “la encomienda”[16]. Según Alejandro Dabat:

La encomienda fue una institución de origen feudal, establecida por los castellanos en la reconquista ibérica. Conforme se establecía en América, los conquistadores deberían recibir una cierta cantidad de indígenas para que los sirvieran a cuenta de protección y evangelización[17]

Pero esta “protección y evangelización”, tenía un costo para los indígenas, quienes tenían que trabajar en sus tierras o pagar impuestos por recibir la “palabra de Dios”. La catequización lo costó a los indígenas su libertad e hizo perdurar su situación “laboral”. Pero, al igual que la esclavitud, esta forma sería poco operable una vez que los indígenas estuvieran completamente evangelizados. De ahí que la última forma de explotación del trabajo forzado en aparecer fuese la servidumbre vitalicia en obrajes, o como se le conoció después: la “hacienda”.
La retención de los trabajadores, en este caso, era la deuda (originada por la evangelización), y esta hacienda contendrá rasgos feudales como los siguientes:

a) El gran dominio territorial de una persona.
b) La existencia de una explotación señorial.
c) La producción de subsistencia de los trabajadores, que los obligaba a quedarse atados a su tierra[18].

En el caso del dominio territorial, los actores principales eran los ibéricos que habían mudado de sus tierras feudales en Europa para plantarse en el nuevo continente y; la iglesia, que apoyada por la Corona Española y por la nueva clase comerciante, vendría a hacer contrapeso a los primeros (recordemos que las leyes de Reforma que expidió Benito Juárez suprimieron por completo las últimas tierras feudales de la Iglesia)[19]. Sin embargo, a diferencia del feudalismo tradicional europeo, se diferenciaba en que la comunidad campesina, es decir, los trabajadores indígenas, no se encontraban en la célula del feudo, en este caso la hacienda, sino que residían afuera de ella, por lo que había una exclusión de sus fauces. La otra gran diferencia era que los hacendados no poseían los poderes políticos, jurídicos y militares de los señores feudales europeos, es decir, la hacienda era únicamente una institución de producción económica y no un pequeño reino, como sucedió en Europa[20].
Como podemos observar, la teoría de la mudanza del feudalismo sería correcta en un sentido limitado, pues si bien es cierto que existieron instituciones feudalistas (como la encomienda y las haciendas, hoy todavía existentes, algunas de ellas, en América), se diferenciaron mucho de las tradicionales de Europa. Es cierto que el feudalismo se mudó a América debido a que en Europa ya estaba en etapa terminal, pues en esa época España se encontraba en tránsito al capitalismo comercial (de ahí que encomendara a la Iglesia hacer el contrapeso a los feudales mudados a América), pero no el feudalismo clásico, y mucho menos en su totalidad. El feudalismo desarrollado en América fue un feudalismo deficiente y débil, cercenado de una de sus características fundamentales: su capacidad orden interno representado por el poder político y jurídico, por lo que engendraba ya su propiedad de medio para dar paso al capitalismo comercial.

La tercera teoría, la de la importación del capitalismo, puede verificarse a través de los hechos sucedidos en la conquista y la colonización, y, al igual que la anterior, es también correcta en un sentido limitado. Hemos visto que España se encontraba en etapa de transición al capitalismo, por lo que las ideas del comercio y la producción para venta iban a ser exportados al nuevo continente. A pesar que los feudales se encontraban establecidos y organizados mediante la explotación laboral, en otros lugares, existía una deficiente clase de comerciantes que simbolizaban el espíritu de una producción mercantil libre, muy similar a la europea.
Entre esta clase, encontramos los siguientes casos: el artesanado urbano, quién tuvo gran peso en las recientes ciudades de la Nueva España y disfrutaban de un régimen laboral menos opresivo y discriminatorio como el de las haciendas. Producía para el mercado de la propia ciudad y raras veces se extendía al de las haciendas (por lo que el comercio entre el campo y la ciudad era casi escaso); la pequeña industria rural independiente, que se asentaba en los alrededores de las haciendas, comerciando con los vecinos más cercanos y raras veces llegaba al interior de la comunidad hacendaria; el campesinado parcelario de Nueva Granada, que fue el caso más importante de una clase de trabajadores independiente, como le gusta a Marx, para dar paso a un capitalismo industrial. Su producción se daba en los lugares alejados de las encomiendas y las haciendas, para luego reportar las ventas en la ciudad y; el rancho mexicano, que constituyen los primeros empresarios agrarios, quienes fundaban su sistema de producción en un sistema diferente al servil de las haciendas. Su función primordial era únicamente comercial: producir para vender[21].
Como podemos ver, esta producción mercantil libre no se dio de manera natural, como lo explica el materialismo histórico, sino que se importó del viejo continente con todos sus avatares. El capitalismo comercial que representa esta clase asentada en América, aun tenía un gran camino por recorrer, pues tuvo que luchar con los feudos emigrados también a las regiones recién descubiertas, y con mayor peso, como lo demuestran los anteriores ejemplos de pequeños comercios e industrias parásitos, quienes producían o en la ciudad, o en lugares alejados de las haciendas. Así, la teoría de la importación del capitalismo es correcta, pero no en su totalidad, pues la aparición de la clase capitalista no se dio de manera casi directa como lo sustenta, sino que tuvo que competir con los mudados feudales que pretendían a su vez resistir a su muerte en la vieja Europa.

CONCLUSIÓN

¿Tuvo América, antes de la conquista, un modo de producción esclavista o feudal como del que habla el materialismo histórico? Difícilmente podría afirmarse esto, pues la sociedad precolombina avanzada se caracterizó por la preeminencia de la comunidad, y como hemos visto, esto la catalogaría como una sociedad con un modo de producción del tipo asiático. Por lo que respecta a las sociedades primitivas, como pudimos observar, éstas eran sociedades nómadas-agrícolas, con una producción temporal y comunal. Debemos recordar, además, que ésta representaba el 95% del territorio americano.
¿En caso de que los españoles y portugueses no hubiesen colonizado América, habría surgido naturalmente el capitalismo? Por lo que hemos dicho, la respuesta es altamente especulativa y nada fácil de comprobación; requiere de una teorización sumamente profunda.
¿El capitalismo en América: fue un desarrollo natural o impuesto? A la disyuntiva que plantea esta cuestión, respondemos no a la primera alternativa y sí a la segunda. En efecto, el desarrollo natural es dudoso por las razones antes apuntadas, pero la imposición del capitalismo es un hecho. Sin embargo, tanto la teoría de la mudanza del feudalismo como la teoría de la importación del capitalismo adolecen de la generalización, pues, por una parte, el feudalismo implantado en América fue una variante alterna del europeo y, por otro, el capitalismo comercial importado subsistió con aquél feudalismo, y no fue de imposición casi directa. Se podría decir que, si hubo importación, lo fue en el sentido de que se introdujo la transición misma del feudalismo al capitalismo que España estaba sufriendo. Tanto terratenientes como comerciantes aventureros mudaron al nuevo continente, los primeros para resistirse a la victoria del capitalismo en Europa, los segundos para iniciar una consolidación temprana del sistema de libre mercado. Es decir, los problemas de España, con todo y su transición de un modo de producción a otro, se transplantaron al nuevo continente. En este sentido, sería más conveniente hablar de un desarrollo complejo del capitalismo en América representado por las siguientes características:

A) Antes de la conquista y la colonización, América tenía rasgos propios que la hacían diferente del continente europeo. La aparición del capitalismo comercial, por consecuencia natural, es dudosa.

B) El descubrimiento de América ocasionó un feudalismo y capitalismo diferenciados del europeo.

C) Tanto el feudalismo mudó al nuevo continente como el capitalismo comercial se implantó, generando un sistema económico en el que se conjugarían ambos modos de producción.
D) Sí hubo importación, pero fue la importación misma de la transición del feudalismo al capitalismo comercial que España estaba sufriendo, con todo y sus problemas secundarios.

Notas
[1] Para los efectos del presente trabajo, se omitirán aquí el modo de producción asiático y el modo de producción comunista.
[2] Por lo que se puede decir que incluso el materialismo histórico, sufre de la soberbia que comúnmente se le reclama a occidente al tratar de universalizar sus ideas.
[3] Aunque habría que verificar su aplicabilidad también en las civilizaciones musulmanes, asiáticas y africanas.
[4] Sobre las dos clases de sociedades en América precolombina, véase: Krickeberg, Walter, Etnología en América, México: FCE, 1974, p.35.
[5] Vid. Engels, Frederich, El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, México: FCE, 1989, cap. IX.
[6] Krickeberg, Walter, op. cit. P. 35.
[7] Dabat, Alejandro, Capitalismo mundial y capitalismos nacionales, México: FCE, 1994, p. 228.
[8] Konetzke, Richard, América Latina, Madrid: Siglo XXI, 1971, p. 5.
[9] Dabat, Alejandro, op. cit. p. 229.
[10] Veblen, Thorstein, La teoría de la clase ociosa, México: FCE, 1989.
[11] Sobre el modo de producción asiático, Heilbroner, Robert; Milberg William, La evolución de la sociedad económica, México-Argentina: Pearson, 1998.
[12] Vitale, Luis, Historia social comparada de los pueblos de América Latina, Chile: Instituto de Movimientos Sociales “Pedro Vuskovic”, 1997, p. 23.
[13] Dabat, Alejandro, op. cit. p. 232.
[14] Desde el punto de vista del materialismo histórico.
[15] Otras formas lo fueron la modalidad afroamericanas y la colonización blanca. Véase: Dabat, Alejandro, op. cit. p. 233.
[16] Dabat, Alejandro, op. cit. p. 237.
[17] Idem, p. 237
[18] Para una descripción del modo de producción feudal, Heilbroner, Robert; Milberg William, op. cit. capítulo 2.
[19] Para una descripción de este hecho: Bethel, L. Historia de América Latina, Tomo II, Madrid: Crítica, cap. I.
[20] Sobre estas diferencias: Dabat, Alejandro, op. cit. p. 239
[21] Sobre las diferentes modalidades de producción mercantil libre en la Colonia, véase: Dabat, Alejandro, op. cit. p. 260-264.

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